Rebozar y freír es una excelente manera de darle al pescado un sabor y textura deliciosos, que además suele encantar a todos los niños.
La merluza es un pescado blanco de fácil digestión, rico, asequible y que permite muchas preparaciones. Además, tiene un bajo contenido en grasa y aporta proteínas, vitaminas del grupo B, ácido fólico y minerales.
Cómo hacer pescado rebozado
- Corta los lomos o filetes de merluza en trozos de unos 3 cm de ancho.
- En un cuenco bate bien el huevo, añade la harina y vuelve a batir hasta que no queden grumos. Si quieres hacerlo más rápido puedes usar la batidora. Echa un poco de agua en la mezcla para diluirla.
- Pon una sartén a calentar a fuego medio y añade un dedo de aceite. Cuando el aceite esté caliente ve cogiendo uno a uno los trozos de merluza, los sumerges en el cuenco del rebozado, los sacas y dejas que escurran un poco la mezcla y los echas a la sartén.
- Deja que se frían unos 30 segundos por cada lado, hasta que el rebozado esté dorado. El pescado se hace enseguida y no hace falta dejarlo mucho más tiempo.
- Cuando estén dorados por ambos lados saca los trozos de merluza a un plato con papel absorbente, para que vayan soltando el exceso de aceite.
- Una vez que estén tibios ya se pueden comer. Este plato está mucho más rico recién hecho ¡a disfrutarlo!
Trucos y consejos
- Este rebozado se puede utilizar con cualquier otro pescado blanco que le guste a tus peques: rape, bacalao fresco, corvina, etc.
- También queda muy rico si usas harina de garbanzos en vez de trigo en el rebozado.
- Añade tu toque usando especias en el rebozado como pimentón dulce, orégano o ajo en polvo.
- Si el sabor del aceite de oliva te resulta muy fuerte puedes freírlo en aceite de girasol.
- Puedes acompañar el pescado rebozado con arroz blanco, una guarnición de guisantes o salsa de tomate.