Por María Bustabad · Licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y Master en Nutrición
La lactancia materna está recomendada por la OMS de forma exclusiva hasta los seis meses del bebé. Para cuando esta no sea posible, existen el mercado leches de fórmula con diferentes características que cumplen las necesidades para la adecuada alimentación infantil. Se pueden usar estas leches bien de forma exclusiva, o bien combinándolas junto con la leche materna.
A partir de los 12 meses aparecen las leches de crecimiento, que la publicidad presenta como un alimento ideal para los niños hasta tres años. Pero, ¿aportan más las leches de crecimiento que la de vaca? ¿realmente son mejores?
- Lácteos a partir de los 12 meses
- ¿Qué es una leche de crecimiento?
- Composición de la leche de crecimiento
- ¿Y el precio? Demasiado caras
Lácteos a partir de los 12 meses
Un poco antes del año, alrededor de los 10 meses, el niño puede empezar a digerir pequeñas cantidades de leche o un yogur, pero es a partir del año de los 12 meses cuando el sistema digestivo está suficientemente desarrollado para llevar a cabo una adecuada digestión de este alimento.
A pesar de que la leche de vaca es adecuada nutricionalmente para las necesidades de desarrollo y crecimiento del niño, en el mercado existen productos llamados leches de crecimiento, que son leches de fórmula y que llevan el número 3. Estos datos pueden hacer creer erróneamente a los padres la necesidad de que sus hijos tengan que tomar esa leche y que la leche de vaca no sea una alternativa saludable.
Es conveniente entender bien su composición para poder decidir con criterio la necesidad, o no, de las mismas en el desarrollo de nuestro hijo. ¿Son realmente necesarias?
¿Qué es una leche de crecimiento?
Empecemos por la definición y el concepto original ¿Qué es una leche de fórmula? La leche de fórmula es leche de vaca modificada y diseñada para dar lugar a un producto concreto que intenta cubrir las necesidades de nutrientes de los niños. Así tenemos la leche de inicio, o 1, (de 0 a 6 meses), la de continuación, o 2, (de 6 meses al año) y las famosas de crecimiento o 3.
Así como las leches de inicio y de continuación siguen pautas a las que deben ajustarse en cuanto a composición y contenido en nutrientes, no ocurre lo mismo con las llamadas leches de crecimiento. Es cada marca la que define los parámetros que considera interesantes para el niño y su composición varía.
Composición de la leche de crecimiento
Como ya hemos comentado anteriormente, no existe una normativa concreta para poder llamar a un producto leche de crecimiento. Esto genera debate y confusión entre consumidores y especialistas. En general, las que encontramos en el mercado anuncian que están fortificadas en hierro, vitamina D y ácidos grasos poliinsaturados omega 3. En principio parecen interesantes, ¿no? Vamos a analizar cada parámetro con un poco más de detenimiento basándonos en los estudios que existen relacionados con este tema, y así podemos sacar una conclusión más real del tema:
- El valor energético es muy parecido a la leche de vaca entera. No habría apenas diferencias en este sentido.
- El contenido en proteínas es ligeramente más bajo que en la leche de vaca. Esto es porque se toma como dato de referencia los estudios que reflejan un exceso de proteínas en nuestra alimentación, y estas leches pretenden compensar este exceso. Este ajuste no sería necesario si el niño lleva una dieta sana y equilibrada en nutrientes.
- En cuanto al contenido en grasas, es muy similar al contenido en grasas de la leche de vaca, pero su perfil lipídico es diferente. Estas leches suelen tener menos cantidad de grasas saturadas y llevan añadidos ácidos grasos esenciales. Con esto pretenden parecerse más a la leche materna. Como ya sabemos, estos ácidos grasos ya se encuentran de forma natural en los alimentos que incorporamos a su dieta llegado el año de edad. Pescado, cereales, aceite de oliva, etc.. son alimentos habituales que tiene cantidades suficientes de los ácidos grasos que nos interesan incluir en el menú del niño.
- En cuanto al contenido en azúcares sí encontramos notables diferencias. Algunas dicen que no llevan azúcares añadidos, pero en la mayoría se encuentran varios de ellos, como son sacarosa, jarabes de glucosa, fructosa, etc… En la leche de vaca el azúcar presente de forma natural es la lactosa únicamente. Algunas llevan, además aromas que cambian el sabor original de la leche y dificultará la aceptación de la misma cuando queramos darle finalmente este alimento al niño.
- Con respecto al contenido de vitaminas, estas leches de crecimiento llevan cantidades más altas que la leche natural de vaca. Este aporte extra de vitaminas no es necesario si el niño no tiene ninguna deficiencia concreta ni patología asociada. En ese caso será su pediatra quien tenga que definir qué ingesta extra de vitaminas necesita y de qué forma debe administrarse. Además, a esa edad ya incorporamos todos los grupos de alimentos y la alimentación del niño ya debe ser completa. La carne, el pescado, las verduras, la fruta… aportan todas las vitaminas necesarias para un correcto desarrollo del organismo.
- ¿Y los minerales? Estas leches llamadas de crecimiento, como ya dijimos antes, suelen estar fortificada en hierro, mineral fundamental en el desarrollo y crecimiento del niño. Este mineral, salvo alguna patología específica, no necesitaría un aporte extra si el niño lleva una alimentación normal y saludable. En cuanto al calcio, que es fundamental en este momento de crecimiento, sí es menor el aporte en la leche de crecimiento. Algunas sí llevan un aporte extra, pero las cantidades registradas siguen siendo algo más bajas que en la leche de vaca.
¿Y el precio? Demasiado caras
El precio medio de una leche entera de vaca normal y corriente es de 0,70 €/litro; y el de las leches de crecimiento está entre 1,60 y 2,2 €/litro. Así que si decides darle a tu hijo leche de vaca entera entre los 12 meses y los 3 años, estarás ahorrando una media de 600 euros.
Tenemos suficientes datos ya para decidir si es necesario darle a nuestros hijos leche de crecimiento, ¿verdad?
Decidas lo que decidas, recuerda que la educación nutricional desde niño, y tratar de inculcar buenos hábitos desde el principio, es fundamental en su crecimiento y desarrollo, e influirá en sus hábitos futuros y su forma de relacionarse con los alimentos cuando sea adulto.